LA REVOLUCIÓN MEXICANA Y LA CRISIS

lunes, 21 de junio de 2010

La revolución Mexicana y la crisis
Manuel Mas Araujo.

La historia de México se articula en tres ejes principales: la Independencia, la Reforma y la Revolución: en este año conmemoramos dos cientos años de la Independencia, ciento cincuenta años de las Leyes de Reforma y cien años de la Revolución Mexicana. Para comenzar, me importa señalar que estos tres movimientos armados, orgullo nuestro como mexicanos, se dieron en contra de gobiernos constituidos conforme a las leyes y que representaban el orden y la paz. El prolongado gobierno de Porfirio Díaz tuvo, desde luego, aciertos y equivocaciones, pero podemos caracterizarlo porque pacificó a nuestro país después de una larga cadena de invasiones, intervenciones, golpes de Estado y constantes guerras fratricidas. Por otra parte, inició la industrialización de México y abrió las puertas de par en par al capital extranjero, para que hubiera más empleos y pudiéramos progresar en la civilización. En las famosas fiestas del Centenario, en 1910, todo el mundo aplaudió y consagró a este gobernante patriota, honesto y sabio.
Sin embargo, otro masón, más joven y más inquieto, suspiraba por la democracia y tenía la fundada sospecha de que las últimas elecciones porfiristas no eran muy limpias. Como por medios pacíficos no pudo cambiar las cosas, Francisco I. Madero decidió la guerra y la historia de México volvió a ensangrentarse por no menos de siete años: el ejército federal no supo defender a las instituciones y, tras un millón de muertos de los 16 que éramos entonces, hubo necesidad de convocar a un nuevo Congreso Constituyente que fijara nuestras nuevas aspiraciones y nos organiza convenientemente.
La Gran Logia “Valle de México” sufrió, en aquella época, un verdadero colapso: su élite dirigente estaba identificada con el gobiernos de Porfirio Díaz y en ella destacaba, de manera prominente, un grupo influyente y poderoso de VV:.HH:. de nacionalidad norteamericana. Pero esta élite, curiosamente, fue sustituida con rapidez, por una pléyade de masones que hablaron un nuevo idioma: la auténtica fraternidad, decían, está en un nacionalismo bien entendido, y no puede fincarse en un capitalismo salvaje que produce dependencia y miseria. Y como estos masones hallaron eco en toda la provincia mexicana, la Revolución, que se inicio como un simple problema electoral, pronto se tiñó toda de nacionalismo, en lo político, en lo económico y en lo social.
Así se puede constatar en la original Constitución de 1917 que redactó un Congreso Constituyente formado en su mayor parte por hermanos masones y presidido por el V:.H:. Luis Manuel Rojas. La constitución de 1917 destacó en todo el mundo por cuatro artículos de marcado sabor nacionalista y socialista, alternando con otros que seguían la tradición liberal.
Estos artículos fueron el 3º, sobre la educación; el 27, sobre la tierra y los campesinos; el 123 sobre el trabajo y los obreros y el 130 sobre la Iglesia Católica.
Los artículos 3º y 130 lastimaron profundamente al clero católico porque la Iglesia perdió su personalidad jurídica y, cosa muy importante, se la marginó de la propiedad, de la política y de la educación.
Los artículos 27 y 123 protegieron a las clases económicamente débiles: junto a las garantías sociales, cosa insólita, entonces, en el mundo. También estos artículos aseguraron la dignidad de la nación y la protegían de un capitalismo desmedido, asunto que lastimaba, también profundamente, los intereses capitalistas norteamericanos.
Todavía se discute, y más hoy en día, si la Revolución Mexicana tuvo razón de ser: nuestro nacionalismo ha ido desapareciendo; nos hemos vuelto a deslumbrar con el capital extranjero; y mientras crece nuestra pobreza y nuestras crisis económicas, un grupo muy reducido de multimillonarios mexicanos alternan con éxito entre los más famosos multimillonarios extranjeros (revista Forbes).
Para justificar a la Revolución Mexicana (que concluyó definitivamente al finalizar el gobierno de José López Portillo), basta solo mencionar un dato: durante los tres siglos de dominación española, durante todo el siglo XIX, y durante el prolongado gobierno de Porfirio Díaz, la población analfabeta de México estaba representada por el 95% de sus habitantes. De 1920 a 1940 este porcentaje bajó al 48%, es decir, que en 20 años de gobiernos revolucionarios se pudo hacer por la Nación, lo que no se hizo en cuatro siglos. En 1970 ya podíamos presumir de haber bajado el índice al 20%. Esto, desde luego, dice mucho a favor del desarrollo del país y de la extensión de una clase media y una cultura que antes no se conocía.
Sí se justifica, pues, la Revolución Mexicana, pero no podemos negar que ésta se ha venido debilitando, hasta desaparecer con la asunción a la Presidencia de Miguel de la Madrid: ante el grito desesperado de José López Portillo al nacionalizar la banca: “No volverán a saquearnos”, pronto vimos que el nuevo Presidente lo volvía a privatizar y establecía, como nueva modalidad de la economía, las privatizaciones estatales. Por si fuera poco, Carlos Salinas de Gortari modifica los artículos 3º, 27 y 130 para que quedaran al gusto de nuestros vecinos norteamericanos, y así, poder firmar el famoso Tratado de Libre Comercio. La cúpula masónica no pasó de dejar constancia de su disgusto, y este disgusto solo regocijó a la Iglesia Católica y al propio gobierno que se dio lujo de recibir a su Santidad, el Papa, con honores de Jefe de Estado…..
¿Qué había, pues sucedido? ¿Cómo, casi de la noche a la mañana, nos amanecemos con un país distinto?
Existe, desde luego, la explicación de que todas las sociedades se desenvuelven dentro de un movimiento dialéctico, pero yo lo entiendo mejor de la siguiente manera:
Por una parte el PRI y el Gobierno han experimentado una infiltración casi imperceptible, pero fundada, del Opus Dei y de nuevos y viejos intereses del capital norteamericano, en la misma medida que la masonería y los masones han perdido las posiciones claves y por otra parte, la crisis económica que estalló en 1970 se han prolongado en sucesivas crisis, cada vez más agudas, y todo porque el modelo internacional favorecen más los intereses extraños y la concentración de capital que los intereses propios.
Para finalizar quiero proponer las siguientes reflexiones: Toda revolución tiene como antecedente necesario una crisis económica. La guerra de Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana no pueden ser entendidas si no se conocen las crisis económicas que las precedieron y que las motivaron. Pero al final de cuentas ¿Qué es una crisis económica?
Frente a las múltiples disquisiciones que tratan de explicarla y que no han hecho más que confundirnos, yo estoy convencido de que una crisis económica no es otra cosa que la concentración del dinero en muy pocas manos.
Esto que mucha gente no puede decirlo por ignorancia o por interés ocultos, sucede en todo el país típicamente capitalista, porque en él la distribución de la riqueza favorece enormemente al capital, por encima de los otros factores de la producción y, además, porque existen, en este sistema económico, muchos mecanismos que impulsan la concentración del dinero, cada vez más, en menos manos: la inflación, las devaluaciones, el desarrollo tecnológico, los topes salariales, las privatizaciones, los monopolios, la educación selectiva, etc. Por eso, siendo como somos un país capitalista, Francisco J. Múgica, Heriberto Jara, Lázaro Cárdenas; por eso los masones de 1917 quisieron darle a la Revolución Mexicana los tintes socialistas que influyera en una mejor distribución de la riqueza y evitaran, de raíz, la pobreza y todos sus derivados. Por eso nacieron los originales artículos 3º, 27, 123 y 130 y no dudaron en rescatar el ejido entre otras manifestaciones culturales de nuestras raíces prehispánicas.
Hasta 1993 nos parecía imposible un movimiento armado en nuestro país, pero la realidad nos despertó al despuntar 1994. Ya van 16 años y la situación en Chiapas todavía no se resuelve, como tampoco se resuelve la terrible crisis económica. Pero lo más grave es que no miremos el camino correcto cuando nos aferramos, como lo hacemos, a una política económica que ya probó su ineficiencia con los presidentes Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y el señor Felipe Calderón.
En fin, que las enseñanzas de la historia, de la sociología, de la política y la economía deben servirnos para algo más que discursos y declaraciones, para algo más que el conformismo y la pasividad.
A mi modo de ver, las crisis económicas sólo tienen dos salidas, y que a la postre resulta una sola: una nueva y mejor distribución de la riqueza. Sólo que ésta puede obtenerse por dos medios: uno violento, la revolución; y el otro pacífico, limitado, moderando el capitalismo salvaje con un auténtico nacionalismo, con una verdadera fraternidad, tal y como se plasmó en la obra gigantesca y constructiva de la Revolución Mexicana.

ANÁLISIS DEL LIBRO "LA EXTRAÑA VIDA DE IVAN OSOKIN" DE PIOTR DEMIANOV OUSPENSKY

martes, 8 de junio de 2010

Análisis del Libro "La Extraña Vida de Ivan Osokin" de Piotr Demianov Ouspensky
Por: MARO
Editorial Kier

Don Juan en el libro las "Enseñanzas de Don Juan" le dice a Carlos Castaneda que un hombre con solo tronar los dedos se puede quitar cualquier vicio, así de fácil si quiere, si tiene voluntad, pero qué es ese tronarse los dedos. "Es darse cuenta".
¿Y qué es el darse cuenta?
Es verse a sí mismo.
¿Y qué es verse a sí mismo?
Es empezar a tomar conciencia, con pleno conocimiento de que se tiene conciencia de esta conciencia.
Valga lo anterior para entrar al análisis del libro de Ouspensky "La Extraña Vida de Ivan Osokin" quien nos habla entre líneas de la conciencia, de los niveles de conciencia, cómo poder empezar a tenerlos.
¿Se nos da así porque sí, o debemos hacer algo?
¿Qué debemos hacer?
¿Cómo darnos cuenta que realmente estamos despiertos, aunque estemos despiertos?
La clave del libro es al final, las últimas páginas, pero si vas a las últimas páginas no entenderás nada, y el mago te dirá, es la quinta vez, que lees el final de mi libro y regresas al final. No entenderás nada hasta que leas todo de nuevo, desde el inicio, así que lee desde el inicio.
Y leerás el inicio y llegaras al final, y el Mago te dirá, es la tercera vez que lees mi libro, desde el inicio y no has entendido nada, nada ha cambiado, ya sabes que debes cambiar, pero no lo has hecho. El hecho de que sepas que debes cambiar, no te faculta para cambiar. Y leerás otra vez el libro, y llegaras al final y el Mago te dirá; Mi querido amigo "todo ha existido anteriormente, y, todo puede volverse hacer". Pero ni siquiera eso ayudará. Y le preguntaras al Mago ¿Es verdad que yo ya he estado aquí con usted anteriormente?
-Es verdad
-¿Y le pregunté lo mismo?
-Si
-¿Y vendré otra vez?
Ivan Osokin es un eterno enamorado de Zinaida una hermosa rusa, que lo ha dejado, porque Osokin no sé a atrevido a ser, a ser él. Los acontecimientos se precipitan Zinaida sé ira, todo indica que con otro. Desesperado Osokin va a ver al Mago, y le pide que lo regrese años atrás, con todo el conocimiento que tiene en la actualidad, sabedor ya de lo que pasó en el pasado, puesto que lo ha vivido, para no repetir lo mismo y el Mago lo regresa.
La intensión de Osokin es no volver a repetir su pasado. Es cambiar, es disfrutar a su mamá, no hacerla enojar, es recuperar a Zinaida. Ya sabe que debe cambiar, pero este saber no lo faculta para cambiar, puesto que cada hecho, cada suceso, cada evento, cada acto, que hizo en el pasado, lo volvió a repetir casi exactamente igual. Él sabía, lo que iba a pasar, pero no hizo nada, él sabía cómo iba a morir su mamá y esto le ocasionó más dolor puesto que a medida que se acercaba el día, sabía que se iba a morir. Volvería a vivir la muerte dolorosa de su madre y peor puesto que sabía el día y no podía hacer nada, incluso se lo comentó.
-Mamá, yo sé cuando te vas a morir y de que.
-Estás loco- le dijo la madre.
-Y Osokin la hizo enojar.
Ivan Osokin se ve enfrentado al dilema de millones de seres que quieren cambiar, que no están a gusto con su vida, y que piden un cambio, juran que van a bajar de peso, que van a divorciarse, que ya no maltrataran a sus seres queridos, que van a trabajar, que se volverán fraternos y amorosos, que dejaran sus vicios, que ya no se van a enojar. Si pudieran acudirían al Mago y el mago los regresaría, a un pasado que ya conocen, un pasado vuelto a vivir.
El mago, de este presente, te regresaría al pasado, tú en el pasado vendrías del futuro, así el futuro se convertiría en pasado, y el pasado no sería pasado seria el presente, y puesto que estás en el presente, el futuro no existe, ni el pasado. Y a medida que pasen los años el futuro, como un sueño se va ir olvidando de tal manera que un día te despertarías, pensando que todo fue un sueño, y te verías de nuevo, otra vez frente a frente con el Mago y le dirías igual que Osokin regréseme 10 años atrás. Así una y otra vez.
-Qué hacer, le dice Osokin al Mago.
-Usted debe darse cuenta, de que usted mismo no puede cambiar nada y debe pedir ayuda, ese darse cuenta es muy profundo, por que darse cuenta hoy y olvidar mañana no basta. Uno debe vivir con ese darse cuenta.
-Pero ¿Qué significa "vivir con este darse cuenta"?.
El mago le dice a Osokin -Querido amigo viva, viva usted.
Osokin le dice a Zinaida
-Hay veces en las que me parece recordar algo.Y otras en las que me parece haber olvidado algo. Luego mira alrededor, como un hombre que estuviera despertando.
El peligro, dice el Mago, es que si empiezas a despertar a la conciencia es cuando descubres este secreto; es que tienes de una a dos vidas. Y si no encuentras ayuda cesas de nacer y otros ocupan tu lugar.
Este libro: "La extraña Vida de Ivan Osokin" es maravilloso, es necesario leerlo muchas veces, en cada una de ellas irás descubriendo cosas que no descubriste en la primera lectura, y cuando estés frente al Mago, pon atención en lo que dice, ya que habla con metáforas y alegorías.