La educación del ser humano, base de su estructura social.
IVAN VERA HERNANDEZ
Cuando el hombre necesitó del otro para poder existir, es cuando nació la humanidad.
Al nacer el hombre a diferencia de muchos animales, necesitamos del cuidado de nuestros padres o de cualquier ser humano para poder vivir. No somos capaces de ser independientes al nacer, solo hasta que alcancemos una madurez psicológica y el cocimiento de nuestro medio ambiente podremos vivir de manera independiente, mas dicho sea de paso, no de forma autosuficiente ya que el hombre es un ser social, que necesita de los demás para poder vivir y desarrollarse. En consecuencia la educación del hombre es un tema central para su desarrollo biopsicosocial.
Por lo que la vida de relación que el hombre cultive, serán los frutos que él mismo coseche y será lo que lo enriquezca como ser humano. Por eso es tan importante la educación en general, no solo la académica, sino la educación como medio civilizador y evolutivo del ser humano. Esta educación se ve influenciada por los padres en primera instancia y por la familia, pero estos a su vez están influenciados por las tradiciones y la cultura de la sociedad, por los sistemas y corrientes ideológicas del gobierno y por la moral social y religiosa donde se desarrolla el individuo. Todos estos factores son en mayor o en menor grado lo que fundamentan la vida de relación que tendrá el individuo con su entorno y de ahí la gran importancia que tiene la educación ya que ésta será la que norme y de forma a una sociedad entera.
Pero todos estos sistemas externos parecieren que se olvidan de lo fundamental, que es el hombre mismo. La mayoría de nosotros desea ver una radical trasformación en la estructura social. Una sociedad mas equitativa y justa, una sociedad que su fin ulterior sea el bienestar del hombre. Y acaso no es realmente lo que cualquier individuo desearía, ya que el bienestar se fundamenta en aspectos que dan felicidad al individuo y a su medio social. Y esa debería ser la única batalla que se debería desarrollar en todo el mundo y no las que actualmente sostenemos a nivel mundial.
Mas producir una revolución social por medios o sistemas de corrientes políticas o ideológicas nunca ha dado resultado, siempre hay inconformes y la historia nos enseña que hasta ahora ningún sistema ha perdurado.
Ahora bien, si hay una revolución social, es decir, una acción con respecto a la estructura externa del hombre, la naturaleza misma de esa revolución social, por más radical que ella sea es estática si no se produce una revolución intima del individuo. Y esto es lo que se han olvidado los grandes estadistas que desean gobernar con sus ideologías.
La base fundamental de una trasformación psicológica en el individuo, una trasformación interna que lo conduzca a nuevas formas de integración social, fundamentadas en los valores éticos de carácter universal, no sectarios o propios de un grupo cultural, es lo que lo llevará a una real transformación social al hombre, beneficiándolo en todos los aspectos de su vida. Estos valores radican en el interior de cualquier ser humano, como la confianza, la buena voluntad, el respecto, la ayuda mutua traducida en filantropía y como corona de un valor universal perenne en la historia del hombre el amor, solo por mencionar algunas virtudes que no pertenecen a ningún grupo o corriente ideológica ya que son parte de lo que nos ha llevada a ser seres humanos.
Es un hecho que esta sociedad se va autodestruyendo, por el tipo de sistema en que vivimos, donde el modelo materialista occidental, que toma como base una sociedad consumista donde el valor del sujeto esta enteramente basado en los bienes materiales que posee o en el poder que ejerce sobre estos, estamos condenados, si esto no cambia, a ser consumidos por este sistema.
Es entonces que estos grandes macrosistemas sociales que ofrece un gobierno o sistema político a sus ciudadanos cobran una real importancia para el individuo social, porque lo primero que nos debemos de plantear ante estos sistemas ideológicos, es saber si el individuo es un mero instrumento de la sociedad, o es el fin de la sociedad misma. Ustedes y yo como individuos, debemos de preguntarnos, y sobre todo observar, si somos utilizados, dirigidos, educados, controlados, plasmados conforme al modelo social establecido por la ideología gobernante y sobre todo si esta ideología responde a las necesidades del individuo.
Si el individuo es un instrumento de la sociedad, entonces la sociedad es mucho más importante que el individuo y sí eso es cierto, debemos de renunciar a la individualidad como seres humanos y trabajar para la sociedad, entonces todo nuestro sistema educativo debe ser enteramente revolucionado, y el individuo convertido en instrumento que ha de usarse y eliminarse cuando ya no sea útil. Reflexionemos un poco y acaso esto no es nuestra realidad. Pero si la sociedad existe para el individuo, entonces la función de la sociedad no consiste en hacer que el individuo se ajuste a molde alguno, sino en darle el sentido y el apremio de libertad.
Por mucho y muy sabiamente que se legisle a una sociedad, siempre la sociedad esta en proceso de desintegración, porque las estructuras ideológicas sobre la política y gobierno son estáticas o sus cambios no están conforme la sociedad que avanza, y es por estas estructuras de gobierno estáticas o semiestáticas, que se han producido revoluciones y conflictos armados entre los hombres.
Esta desintegración social la vemos y vivimos a diario, no necesitamos historiadores que nos revelen el hecho de que nuestra sociedad se derrumba; y es preciso que haya nuevos arquitectos, nuevos constructores para crear una nueva sociedad. Pero estos constructores no son unos pocos hombres como siempre ha sido, no, debemos ser todos.
La estructura debe levantarse sobre nuevos cimientos, sobre hechos y valores nuevamente redescubiertos.
Vemos que la sociedad se derrumba y se desmorona, pero hay apatía entre nosotros, esperamos lo de siempre, que venga un salvador, un Mesías, un estadista, alguien que reestructure el sistema, que nos salve de las condiciones en que nos encontramos y sigamos esperando que ese aparente cambio nos resuelva todos nuestros conflictos, lo esperamos con verdadera fe.
Pero somos nosotros, ustedes y yo, quienes tenemos que ser los arquitectos. Ustedes y yo debemos de redescubrir los valores, edificar sobre cimientos más fundamentales, más duraderos. Porque si esperamos de los constructores políticos y religiosos nos resuelvan los problemas, entonces nos hallaremos precisamente en la misma situación en que estamos.
Ustedes y yo debemos darnos cuenta de las causas del derrumbe de la sociedad, y crear nuevas estructuras, que no se basen en la mera imitación de sistemas o formas de pensamiento externo, sino en nuestra comprensión de las cosas que faculta a nuestra inventiva creadora a resolver cualquier obstáculo. Cuando comprendamos que los problemas que tenemos actualmente son fruto de nuestro interior, entonces los podremos abordar de otra forma.Y nuestra percepción cambia. Ahora el mundo es lo que ustedes y yo somos.
Nuestros problemas, son los problemas del mundo y los problemas del mundo son nuestros problemas. Y este pensamiento es un hecho básico y sencillo para que se geste una real revolución en la sociedad actual.
Pero nuestras relaciones con uno o muchos seres parece que no las tomamos en cuenta, pretendemos producir alteraciones mediante sistemas ideológicos o revolucionarios en las ideas o valores, basada en tal o cual sistema, olvidando que somos nosotros quienes creamos la sociedad y producimos el orden o la confusión con nuestra manera de vivir. Debemos entonces empezar por lo que está más próximo al hombre; tenemos que ocuparnos por nuestra existencia diaria; preocuparnos y sobre todo ocuparnos de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos y emociones que se gestan a cada instante ya que estos determinarán nuestros actos de todos los días y estos actos tienen que ver con nuestro entorno, sobre todo con nuestra vida de relaciones humanas. Por ello la importancia del cultivo de una vida de relación fructífera, carente de egoísmos vanos y superfluos, llena de generosidad, de respeto y de amor para que estas relaciones sean en verdad humanas.
Nuestra actual vida de relación rige todo. Y solo basta ver el mundo como se encuentra, donde el odio, la confusión, la ignorancia y la miseria es lo que resalta en la mayoría de los territorios de este planeta, pero este estado en que se encuentra el mundo no se ha originado por si mismo, somos ustedes y yo quienes también formamos parte del problema, no el sistema capitalista o neoliberal, tampoco los comunistas o de ideologías de derecha o izquierda, tampoco las ideologías cristianas o sintoístas, ni los budistas o los islámicos, no, somos ustedes y yo los que hemos creado en nuestros tipos de relaciones el infortunio, ya que lo que somos por dentro ha sido proyectado hacia a fuera, en el mundo. Lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que hacemos en nuestra existencia diaria, se proyecta hacia a fuera y eso es lo que constituye al mundo. Si somos desdichados, confusos, caóticos en nuestro interior, eso, proyectado, llega a constituir al mundo, a la sociedad, puesto que la relación entre ustedes y yo, entre mi y los demás, es la sociedad; la sociedad es el producto de nuestras relaciones, y si nuestras relaciones son confusa, egocéntrica, estrecha, limitada, nacionalista en el sentido obtuso, eso es lo proyectamos causando caos en el mundo.
El individuo por sí mismo no debe de depender de ideología política alguna; ya que en caso de que sí dependa de una ideología, entonces es mero asunto de opinión por parte de él. Las ideas de los sistemas sociales siempre han engendrado enemistad, confusión, conflicto. Si dependemos de libros de sistemas políticos como de izquierda o derecha, o libros sagrados, entonces dependemos de meras opiniones; sean ellas del capitalismo, socialismo, comunismo etc. Son ideas, no la verdad en si de la sociedad. Un hecho, a diferencia de una idea, nunca puede ser negado, la opinión acerca del hecho mismo es la que puede negarse; entonces, no se trata de rechazar lo que otros dicen, ya que la opinión de los lideres capitalistas, neolibelares, socialistas, religiosos etc. es el resultado de su condicionamiento académico o adoctrinado. Lo que se trata es descubrir lo que en nosotros existe y eso no se encuentra en los sistemas sociales o en los libros incluso, ya que por lo general estos son los que nos atan a las opiniones de otros, y esto no es un conocimiento directo, conocimiento que nos acercaría más a la realidad y a la solución de los conflictos sociales. Así pues, para ver las cosas claras hay que estar libre de toda propaganda, lo cual significaría el observar el problema independientemente de las opiniones.
Uno de los cometidos de la educación del ser humano consiste en despertar al individuo del estado de ignorancia en el que se encuentra. Entonces para ver la verdad respecto a este paradigma habremos de ser muy claros.
Una mente que desea comprender un problema debe no solamente comprender el problema por completo, sino que debe poder seguirlo rápidamente, porque el problema nunca es estático, siempre es nuevo, ya sea el problema del hambre, un problema psicológico o cualquier otro problema. Toda crisis siempre es nueva, por lo tanto, para comprenderla, la mente siempre debe ser lozana, clara, veloz en su búsqueda.
Pero para entender esta revolución, lo que debemos comprender es la relación que existe entre nosotros y la sociedad misma.
En primer término, no hay ser alguno que esté aislado. Ser es estar en relación, y sin relación no hay existencia. La relación en la sociedad, es el darse cuenta de la conexión existente entre dos personas, y lo que hay que preguntarse es ¿En qué se basa por lo general esa relación? ¿No se basa acaso en la llamada interdependencia de la ayuda mutua? Pero en esta ayuda mutua, acaso no es en la mutua satisfacción, si yo no te agrado prescindes de mí; si yo te agrado, me aceptas como hermano, amigo, vecino etc. Ese es el hecho.
La relación significa comunión en la que no hay temor, libertad para comprenderse el uno al otro para comunicarse al instante. Es obvio que la relación significa eso, estar en comunión con otro. Y la pregunta a todo ser humano es ¿Lo estamos? Acaso estamos en comunión con todos los tipos de relación existentes entre los seres humanos.
Si hay verdadera relación entre dos personas, significa que entre ellas hay comunión, entonces las implicaciones a este hecho son enormes. No hay aislamiento; hay amor y no responsabilidad o deber. Las personas que se aíslan detrás de sus muros son las que hablan de deber y responsabilidad. El hombre que ama, no habla de responsabilidad, ama.
La relación siempre es buscada donde hay una mutua satisfacción. Donde no se halla esa satisfacción, cambiamos de relación tarde o temprano, buscamos la satisfacción, el halago y una sensación de estar protegidos y cómodos, después de todo, esa es nuestra vida de relación en el mundo.
Se busca la relación donde haya seguridad, donde se viva en un estado de satisfacción, y a veces incluso en un estado de ignorancia, todo lo cual siempre causa conflicto. Si ustedes no me satisfacen y yo busco esa satisfacción, es natural que haya conflicto, porque ambos buscamos seguridad el uno en el otro; y cuando esa seguridad se torna incierta, nos ponemos celosos, nos volvemos violentos, posesivos etc... la relación pues conduce a la posesión, a la condenación, a las exigencias auto afirmativas de seguridad, de comodidad y de satisfacción; y en eso naturalmente, no hay amor. Y eso es lo que rige en nuestra civilización actual, pero entonces cual es esa esencia de la vida de relación. Esa esencia de la relación es realmente un proceso de revelación de uno mismo, es decir, un proceso de conocimiento propio, y he aquí cuando cobra real significado las relaciones humanas cuando se vuelven estás un medio para el conocimiento de uno mismo.
Para comprender la vida de relación es importante comprender primero lo que es, lo que realmente está ocurriendo en nuestra vida, en todas las diferentes formas sutiles y lo que la relación significa en realidad. La relación es auto revelación. Es porque no queremos revelarnos a nosotros mismos que nos refugiamos en la comodidad, y entonces la relación pierde su extraordinaria hondura, significación y belleza. Solo puede haber verdadera relación cuando hay amor, pero el amor no es la búsqueda de satisfacción. El amor existe tan solo cuando hay olvido de uno mismo, cuando hay completa comunión, no entre uno o dos sino comunión con el Todo; y eso sólo puede acontecer cuando se olvida el yo.
Y para lograr esto, tenemos que tener un pilar fundamental en nuestra sociedad y este es la educación. La educación ya no solo se basará en la acumulación de conocimientos y progreso científico y tecnológico, sino en el desarrollo del ser humano. Esto es educar al hombre para que sea libre, para que sus relaciones sociales sean correctas en beneficio de él y de los demás, no con un interés lucrativo o de poder sino con una relación de amor o filantropía, donde se exalte lo más bueno y valioso que tiene cualquier ser humano, que es su naturaleza armónica. Entonces, en verdad habrá una equidad y justicia en un mundo libre donde solo permanezca el principio más absoluto de la creación, el amor.
IVAN VERA HERNANDEZ
Cuando el hombre necesitó del otro para poder existir, es cuando nació la humanidad.
Al nacer el hombre a diferencia de muchos animales, necesitamos del cuidado de nuestros padres o de cualquier ser humano para poder vivir. No somos capaces de ser independientes al nacer, solo hasta que alcancemos una madurez psicológica y el cocimiento de nuestro medio ambiente podremos vivir de manera independiente, mas dicho sea de paso, no de forma autosuficiente ya que el hombre es un ser social, que necesita de los demás para poder vivir y desarrollarse. En consecuencia la educación del hombre es un tema central para su desarrollo biopsicosocial.
Por lo que la vida de relación que el hombre cultive, serán los frutos que él mismo coseche y será lo que lo enriquezca como ser humano. Por eso es tan importante la educación en general, no solo la académica, sino la educación como medio civilizador y evolutivo del ser humano. Esta educación se ve influenciada por los padres en primera instancia y por la familia, pero estos a su vez están influenciados por las tradiciones y la cultura de la sociedad, por los sistemas y corrientes ideológicas del gobierno y por la moral social y religiosa donde se desarrolla el individuo. Todos estos factores son en mayor o en menor grado lo que fundamentan la vida de relación que tendrá el individuo con su entorno y de ahí la gran importancia que tiene la educación ya que ésta será la que norme y de forma a una sociedad entera.
Pero todos estos sistemas externos parecieren que se olvidan de lo fundamental, que es el hombre mismo. La mayoría de nosotros desea ver una radical trasformación en la estructura social. Una sociedad mas equitativa y justa, una sociedad que su fin ulterior sea el bienestar del hombre. Y acaso no es realmente lo que cualquier individuo desearía, ya que el bienestar se fundamenta en aspectos que dan felicidad al individuo y a su medio social. Y esa debería ser la única batalla que se debería desarrollar en todo el mundo y no las que actualmente sostenemos a nivel mundial.
Mas producir una revolución social por medios o sistemas de corrientes políticas o ideológicas nunca ha dado resultado, siempre hay inconformes y la historia nos enseña que hasta ahora ningún sistema ha perdurado.
Ahora bien, si hay una revolución social, es decir, una acción con respecto a la estructura externa del hombre, la naturaleza misma de esa revolución social, por más radical que ella sea es estática si no se produce una revolución intima del individuo. Y esto es lo que se han olvidado los grandes estadistas que desean gobernar con sus ideologías.
La base fundamental de una trasformación psicológica en el individuo, una trasformación interna que lo conduzca a nuevas formas de integración social, fundamentadas en los valores éticos de carácter universal, no sectarios o propios de un grupo cultural, es lo que lo llevará a una real transformación social al hombre, beneficiándolo en todos los aspectos de su vida. Estos valores radican en el interior de cualquier ser humano, como la confianza, la buena voluntad, el respecto, la ayuda mutua traducida en filantropía y como corona de un valor universal perenne en la historia del hombre el amor, solo por mencionar algunas virtudes que no pertenecen a ningún grupo o corriente ideológica ya que son parte de lo que nos ha llevada a ser seres humanos.
Es un hecho que esta sociedad se va autodestruyendo, por el tipo de sistema en que vivimos, donde el modelo materialista occidental, que toma como base una sociedad consumista donde el valor del sujeto esta enteramente basado en los bienes materiales que posee o en el poder que ejerce sobre estos, estamos condenados, si esto no cambia, a ser consumidos por este sistema.
Es entonces que estos grandes macrosistemas sociales que ofrece un gobierno o sistema político a sus ciudadanos cobran una real importancia para el individuo social, porque lo primero que nos debemos de plantear ante estos sistemas ideológicos, es saber si el individuo es un mero instrumento de la sociedad, o es el fin de la sociedad misma. Ustedes y yo como individuos, debemos de preguntarnos, y sobre todo observar, si somos utilizados, dirigidos, educados, controlados, plasmados conforme al modelo social establecido por la ideología gobernante y sobre todo si esta ideología responde a las necesidades del individuo.
Si el individuo es un instrumento de la sociedad, entonces la sociedad es mucho más importante que el individuo y sí eso es cierto, debemos de renunciar a la individualidad como seres humanos y trabajar para la sociedad, entonces todo nuestro sistema educativo debe ser enteramente revolucionado, y el individuo convertido en instrumento que ha de usarse y eliminarse cuando ya no sea útil. Reflexionemos un poco y acaso esto no es nuestra realidad. Pero si la sociedad existe para el individuo, entonces la función de la sociedad no consiste en hacer que el individuo se ajuste a molde alguno, sino en darle el sentido y el apremio de libertad.
Por mucho y muy sabiamente que se legisle a una sociedad, siempre la sociedad esta en proceso de desintegración, porque las estructuras ideológicas sobre la política y gobierno son estáticas o sus cambios no están conforme la sociedad que avanza, y es por estas estructuras de gobierno estáticas o semiestáticas, que se han producido revoluciones y conflictos armados entre los hombres.
Esta desintegración social la vemos y vivimos a diario, no necesitamos historiadores que nos revelen el hecho de que nuestra sociedad se derrumba; y es preciso que haya nuevos arquitectos, nuevos constructores para crear una nueva sociedad. Pero estos constructores no son unos pocos hombres como siempre ha sido, no, debemos ser todos.
La estructura debe levantarse sobre nuevos cimientos, sobre hechos y valores nuevamente redescubiertos.
Vemos que la sociedad se derrumba y se desmorona, pero hay apatía entre nosotros, esperamos lo de siempre, que venga un salvador, un Mesías, un estadista, alguien que reestructure el sistema, que nos salve de las condiciones en que nos encontramos y sigamos esperando que ese aparente cambio nos resuelva todos nuestros conflictos, lo esperamos con verdadera fe.
Pero somos nosotros, ustedes y yo, quienes tenemos que ser los arquitectos. Ustedes y yo debemos de redescubrir los valores, edificar sobre cimientos más fundamentales, más duraderos. Porque si esperamos de los constructores políticos y religiosos nos resuelvan los problemas, entonces nos hallaremos precisamente en la misma situación en que estamos.
Ustedes y yo debemos darnos cuenta de las causas del derrumbe de la sociedad, y crear nuevas estructuras, que no se basen en la mera imitación de sistemas o formas de pensamiento externo, sino en nuestra comprensión de las cosas que faculta a nuestra inventiva creadora a resolver cualquier obstáculo. Cuando comprendamos que los problemas que tenemos actualmente son fruto de nuestro interior, entonces los podremos abordar de otra forma.Y nuestra percepción cambia. Ahora el mundo es lo que ustedes y yo somos.
Nuestros problemas, son los problemas del mundo y los problemas del mundo son nuestros problemas. Y este pensamiento es un hecho básico y sencillo para que se geste una real revolución en la sociedad actual.
Pero nuestras relaciones con uno o muchos seres parece que no las tomamos en cuenta, pretendemos producir alteraciones mediante sistemas ideológicos o revolucionarios en las ideas o valores, basada en tal o cual sistema, olvidando que somos nosotros quienes creamos la sociedad y producimos el orden o la confusión con nuestra manera de vivir. Debemos entonces empezar por lo que está más próximo al hombre; tenemos que ocuparnos por nuestra existencia diaria; preocuparnos y sobre todo ocuparnos de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos y emociones que se gestan a cada instante ya que estos determinarán nuestros actos de todos los días y estos actos tienen que ver con nuestro entorno, sobre todo con nuestra vida de relaciones humanas. Por ello la importancia del cultivo de una vida de relación fructífera, carente de egoísmos vanos y superfluos, llena de generosidad, de respeto y de amor para que estas relaciones sean en verdad humanas.
Nuestra actual vida de relación rige todo. Y solo basta ver el mundo como se encuentra, donde el odio, la confusión, la ignorancia y la miseria es lo que resalta en la mayoría de los territorios de este planeta, pero este estado en que se encuentra el mundo no se ha originado por si mismo, somos ustedes y yo quienes también formamos parte del problema, no el sistema capitalista o neoliberal, tampoco los comunistas o de ideologías de derecha o izquierda, tampoco las ideologías cristianas o sintoístas, ni los budistas o los islámicos, no, somos ustedes y yo los que hemos creado en nuestros tipos de relaciones el infortunio, ya que lo que somos por dentro ha sido proyectado hacia a fuera, en el mundo. Lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que hacemos en nuestra existencia diaria, se proyecta hacia a fuera y eso es lo que constituye al mundo. Si somos desdichados, confusos, caóticos en nuestro interior, eso, proyectado, llega a constituir al mundo, a la sociedad, puesto que la relación entre ustedes y yo, entre mi y los demás, es la sociedad; la sociedad es el producto de nuestras relaciones, y si nuestras relaciones son confusa, egocéntrica, estrecha, limitada, nacionalista en el sentido obtuso, eso es lo proyectamos causando caos en el mundo.
El individuo por sí mismo no debe de depender de ideología política alguna; ya que en caso de que sí dependa de una ideología, entonces es mero asunto de opinión por parte de él. Las ideas de los sistemas sociales siempre han engendrado enemistad, confusión, conflicto. Si dependemos de libros de sistemas políticos como de izquierda o derecha, o libros sagrados, entonces dependemos de meras opiniones; sean ellas del capitalismo, socialismo, comunismo etc. Son ideas, no la verdad en si de la sociedad. Un hecho, a diferencia de una idea, nunca puede ser negado, la opinión acerca del hecho mismo es la que puede negarse; entonces, no se trata de rechazar lo que otros dicen, ya que la opinión de los lideres capitalistas, neolibelares, socialistas, religiosos etc. es el resultado de su condicionamiento académico o adoctrinado. Lo que se trata es descubrir lo que en nosotros existe y eso no se encuentra en los sistemas sociales o en los libros incluso, ya que por lo general estos son los que nos atan a las opiniones de otros, y esto no es un conocimiento directo, conocimiento que nos acercaría más a la realidad y a la solución de los conflictos sociales. Así pues, para ver las cosas claras hay que estar libre de toda propaganda, lo cual significaría el observar el problema independientemente de las opiniones.
Uno de los cometidos de la educación del ser humano consiste en despertar al individuo del estado de ignorancia en el que se encuentra. Entonces para ver la verdad respecto a este paradigma habremos de ser muy claros.
Una mente que desea comprender un problema debe no solamente comprender el problema por completo, sino que debe poder seguirlo rápidamente, porque el problema nunca es estático, siempre es nuevo, ya sea el problema del hambre, un problema psicológico o cualquier otro problema. Toda crisis siempre es nueva, por lo tanto, para comprenderla, la mente siempre debe ser lozana, clara, veloz en su búsqueda.
Pero para entender esta revolución, lo que debemos comprender es la relación que existe entre nosotros y la sociedad misma.
En primer término, no hay ser alguno que esté aislado. Ser es estar en relación, y sin relación no hay existencia. La relación en la sociedad, es el darse cuenta de la conexión existente entre dos personas, y lo que hay que preguntarse es ¿En qué se basa por lo general esa relación? ¿No se basa acaso en la llamada interdependencia de la ayuda mutua? Pero en esta ayuda mutua, acaso no es en la mutua satisfacción, si yo no te agrado prescindes de mí; si yo te agrado, me aceptas como hermano, amigo, vecino etc. Ese es el hecho.
La relación significa comunión en la que no hay temor, libertad para comprenderse el uno al otro para comunicarse al instante. Es obvio que la relación significa eso, estar en comunión con otro. Y la pregunta a todo ser humano es ¿Lo estamos? Acaso estamos en comunión con todos los tipos de relación existentes entre los seres humanos.
Si hay verdadera relación entre dos personas, significa que entre ellas hay comunión, entonces las implicaciones a este hecho son enormes. No hay aislamiento; hay amor y no responsabilidad o deber. Las personas que se aíslan detrás de sus muros son las que hablan de deber y responsabilidad. El hombre que ama, no habla de responsabilidad, ama.
La relación siempre es buscada donde hay una mutua satisfacción. Donde no se halla esa satisfacción, cambiamos de relación tarde o temprano, buscamos la satisfacción, el halago y una sensación de estar protegidos y cómodos, después de todo, esa es nuestra vida de relación en el mundo.
Se busca la relación donde haya seguridad, donde se viva en un estado de satisfacción, y a veces incluso en un estado de ignorancia, todo lo cual siempre causa conflicto. Si ustedes no me satisfacen y yo busco esa satisfacción, es natural que haya conflicto, porque ambos buscamos seguridad el uno en el otro; y cuando esa seguridad se torna incierta, nos ponemos celosos, nos volvemos violentos, posesivos etc... la relación pues conduce a la posesión, a la condenación, a las exigencias auto afirmativas de seguridad, de comodidad y de satisfacción; y en eso naturalmente, no hay amor. Y eso es lo que rige en nuestra civilización actual, pero entonces cual es esa esencia de la vida de relación. Esa esencia de la relación es realmente un proceso de revelación de uno mismo, es decir, un proceso de conocimiento propio, y he aquí cuando cobra real significado las relaciones humanas cuando se vuelven estás un medio para el conocimiento de uno mismo.
Para comprender la vida de relación es importante comprender primero lo que es, lo que realmente está ocurriendo en nuestra vida, en todas las diferentes formas sutiles y lo que la relación significa en realidad. La relación es auto revelación. Es porque no queremos revelarnos a nosotros mismos que nos refugiamos en la comodidad, y entonces la relación pierde su extraordinaria hondura, significación y belleza. Solo puede haber verdadera relación cuando hay amor, pero el amor no es la búsqueda de satisfacción. El amor existe tan solo cuando hay olvido de uno mismo, cuando hay completa comunión, no entre uno o dos sino comunión con el Todo; y eso sólo puede acontecer cuando se olvida el yo.
Y para lograr esto, tenemos que tener un pilar fundamental en nuestra sociedad y este es la educación. La educación ya no solo se basará en la acumulación de conocimientos y progreso científico y tecnológico, sino en el desarrollo del ser humano. Esto es educar al hombre para que sea libre, para que sus relaciones sociales sean correctas en beneficio de él y de los demás, no con un interés lucrativo o de poder sino con una relación de amor o filantropía, donde se exalte lo más bueno y valioso que tiene cualquier ser humano, que es su naturaleza armónica. Entonces, en verdad habrá una equidad y justicia en un mundo libre donde solo permanezca el principio más absoluto de la creación, el amor.
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