El estandarte

martes, 29 de septiembre de 2009


Estandarte
Félix Fernando Jiménez Hernández.

En medio de esta batalla en el DESIERTO, la enajenación, la ambición, la hipocresía, la desigualdad, los tiranos han herido en este momento a mi porta estandarte. Observo que algunos que se encuentran a su alrededor pelean con un tono de soberbia y presunción por puestos de luz para el Gran universo, otros, muestran indiferencia ante los enemigos que en este momento ganan terreno. Me dirijo ante mi hermano portaestandarte, que herido de muerte ha sido, y, al acercarme, para tomar nuestro lábaro, me murmura: “Mirad cuan triste y deprimente es ver como algunos hermanos pelean por poder y dinero. Es como si la avaricia tuvieran sobre la cabeza. Que desciende hasta sus barbas y hasta lo más profundo de ellos penetra. Tomen el estandarte, conserven, velen y defiendan este símbolo con su propia vida; IDEA que nuestra augusta institución ha mantenido durante siglos; por la que hemos luchado, muerto y sobrevivido. Esta bandera, es una necesidad y aspiración de todos los hombres libres, justos y de buenas costumbres. No dejen que sea sólo eso...conviértanla en hechos.” La levanto y comienzo a andar en este DESERTICO campo “Y así, estoy por decir que en el alma me pesa de haber tomado este ejercicio de hermano en edad tan detestable como es esta en que ahora vivimos; porque aunque a mí ningún peligro me pone miedo, todavía me pone recelo pensar si la pólvora y el estaño me han de quitar el valor de mi brazo y filos de mi espada, por todo lo descubierto de la tierra. Pero haga el cielo lo que fuere servido, que tanto seré más estimado, si salgo con lo que pretendo, cuanto a mayores peligros me he puesto que se pusieron mis queridos hermanos de los pasados siglos” (parafraseando a Miguel de Cervantes Saavedra, en su Don Quijote de la Mancha) ...y atravesando este desierto, qué es lo que logro vislumbrar allá arriba hermanos, es ¡una estrella! la cual nos guiará en este arenal campo y ¡oh!... se logra vislumbrar, también, dos palmeras y agua; al principio pienso que es el espejismo de un OASIS, pero mientras más se avanza, Queridos Hermanos, se vislumbra que es un ¡OASIS! un ¡VERDADERO, HERMOSO Y SALVADOR! OASIS. Elevo, ondeo y corro con el estandarte gritando en este gran desierto, con esa gran fuerza, belleza y candor... “Liberta, Igualdad, Fraternidad”

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